martes, 9 de agosto de 2016

Reflexiones sobre la Empatía
por Marcelo Caldano

“No nos limitemos a hacer algo, estemos totalmente presentes” ( Marshall Rosenberg)

Comparto con ustedes algunos datos, conceptos y reflexiones sobre la empatía como un aporte para concientizar y visibilizar esta maravillosa capacidad que tenemos los seres humanos. Les propongo ir abordando el tema a partir de distintas definiciones de la empatía.
 “El término  empatía deriva de la palabra alemana einfublung, empleada en la estética . Se refiere  a como proyecta el observador su sentimiento en un objeto. Es una forma de explicar cómo se llega a apreciar y disfrutar la belleza de una obra de arte. ( Jeremy Rifkin)
Imagino a  un espectador que visita una exposición artística y un crítico de arte lo invita a dejar que sus emociones se expongan ante la obra. Luego le pide que se distancie de ese momento y verbalice lo sucedido. El espectador se vuelve vulnerable, sensible, deja que la muestra impacte su emocional, para luego recrearla mediante una interpretación personal.
“El filósofo e historiador alemán Wilhelm Dilthey tomó este término de la estética y lo empezó a utilizar para describir el proceso mental por el que una persona entra en el ser de otra y acaba sabiendo cómo siente y cómo piensa” ( Jeremy Rifkin)
¿Cuál será el proceso mental que le permite a una persona entrar en el ser de otra para saber cómo siente y cómo piensa? ¿Sería algo así como un electrocardiograma, sin cables, que revela el sentimiento de los otros?. ¿  El proceso mental incluye el diálogo con el otro o es un monólogo interpretativo que detecta pensamientos y sentimientos  ajenos?
“Abrirnos incondicionalmente al mensaje de nuestro prójimo y reformularlo. Ese poder se denomina “empatía”.
La empatía podría definirse como la calidad de lo que queda en nuestra escucha cuando nos hemos despojado de nuestras costumbres y nuestras defensas  Cuando dejamos de creer que sabemos lo que es bueno para el otro y , en consecuencia, nos abstenemos de dar consejos cuando no se nos piden. .”( Jean – Philippe Faure)
En esta definición de Faure se puede vislumbrar cual es el proceso mental necesario para poder empatizar. Se trata en primer lugar de correr a un lado los filtros interpretativos basados en nuestra experiencia y juicios de valor. . Nos corremos del lugar de maestros, consejeros o jueces y nos sentamos con el otro a modo de acompañantes de lo que le sucede estableciendo un diálogo respetuoso.

“A principios de la década de 1990, unos científicos de Parma, Italia, observaron un fenómeno curioso que llamaron “neuronas espejo”. Estudiaban la región del cerebro del macaco que interviene en la planificación de los movimientos. Los  monos tenían implantados unos electrodos en la región del cerebro que envía señales para controlar los movimientos. Observaron que las neuronas de la región F5 de la corteza frontal del cerebro del macaco se activaban antes de que tomaran un cacahuate. Un día se quedaron sorprendidos al ver que las mismas neuronas se activaban si el mono veía a un investigador tomar un cacahuate, aunque el mono no moviera ni un músculo. En 1996 publicaron los resultados de su investigación :  Las neuronas espejo permiten que los seres humanos -  y otras especies animales – capten la mente de otros como si la conducta y los pensamientos de esos otros fueran suyos. La prensa dedicada a la divulgación científica  empezó a llamar a las neuronas espejo “neuronas de la empatía”. El director del equipo de investigación, Giacomo  Rizzolatti dijo: lo más sorprendente es que las neuronas espejo nos permiten captar la mente de otros pero no mediante el razonamiento conceptual, sino por medio de la simulación directa, sintiendo, no pensando”. ( la civilización empática)
De modo que la empatía no es un don que tienen algunos iluminados, ni un deber ser, ni un dogma religioso. No es un valor humano que cultivamos para “ser buenos”. Sino un estado de conciencia, una estructura física que refleja el nosotros, la percepción directa de nuestro ser colectivo, o algo así como el “yosotros”. Y de esa percepción surge la solidaridad, la conexión profunda con los otros. No somos empáticos porque somos buenos, sino que de la empatía surge la bondad. Pero el relato de Giacomo Rizzolatti, es incompleto porque da lugar a la interpretación monológuica que no establece necesariamente ninguna conexión con el otro.
Para captar la vivencia de los otros debemos espejarla en nuestros sentimientos. Pero esta resonancia emocional requiere abrir un diálogo. Se iluminan las mismas zonas del cerebro pero lo más valioso de la empatía es la reformulación que se le comunica respetuosamente a la persona que está recibiendo tu empatía. Con respetuosamente me refiero a que uno entra en la relación empática sin la más mínima intención de querer cambiar al otro, el propósito es crear un reflejo conciente y claro en el cual poder mirarse. Y cuando se establece esta relación se parece a esos espejos enfrentados que devuelven una imagen al infinito. Es un “te siento”, “siento que me sentís”, siento que sentís que te siento”. Y esa conexión respetuosa produce cambios.  
                No digo que esto sea fácil de hacer, por el contrario, creo que la cultura dominante ha creado una superestructura  basada en el individualismo, la propiedad privada, el exitismo, la competencia y  “la sobrevivencia del más apto” o “supremacía del más fuerte”.
Propongo desalambrar la solidaridad , abriendo las puertas de la percepción, entrando en la vida de lo que sucede en cada instante. Y para ello es importantísimo aprender a vaciarse del pasado. Porque la empatía no es una categoría conceptual , es una habilidad. La empatía nos conecta con la vida, y con los seres vivos. De esa conexión surge una fuerza extraordinaria que nos permite abordar los desafíos de la actualidad con una nueva energía, con creatividad, con presencia y sobre todo desde el  nosotros.
 La apatía es la muerte en vida, todo nos es extraño, ajeno, distante. Caen en la apatía quienes abusan de los estimulantes o depresores del sistema nervioso. Viven en un mundo chato, sin profundidad, sin interioridad, en donde reina la angustia del aislamiento emocional.
Un espejo lleno de calcomanías impide el fiel reflejo de lo que se coloca frente a él. Muchas veces nuestro espejo empático está tapado por prejuicios, que nos impiden reflejar. Nuestro sentir está en conflicto permanente con cierto “deber sentir”. -¿cómo vas a sentir eso? Sos un hombre, estás sana, mirá todo lo que tenés, debés estar agradecida a la vida, sos grande¡¡¡- Dicen algunos padres a sus hijos cuando los ven sufrir, o decimos a nuestros seres queridos, en vez de reflejar respetuosamente sus emociones, en lugar de sondear juntos lo que sucede, sin juzgar, indagando, parafraseando.
“La empatía es el atributo humano más básico. Se trata de entender qué siente la otra persona,  tener la capacidad de tomar distancia en un conflicto,  y a tener el lenguaje para expresar esas emociones. La empatía no se enseña pero se puede aprender mediante la experiencia. En cualquier momento de la vida las personas pueden tener experiencias que los hagan más empáticos. La alfabetización emocional es el desafío del futuro. ( Mary Gordon)”
La empatía es algo muy distinto a un contagio emocional, uno se expone concientemente, incondicionalmente al mensaje del otro y en la reformulación se le da la oportunidad verse en el espejo.

No podemos empatizar con nadie si no aprendemos a darnos empatía a nosotros mismos. Esto es, estar atentos a lo que nos sucede sin querer cambiar nada, sin juzgar, sin evaluar. Simplemente estar con nuestros sentimientos, sensaciones y pensamientos. Aprender a “estar con” es dejar de pegar estampitas en el espejo. Cada vez que aprobamos o condenamos los sentimientos que tenemos, continuamos tapando la visibilidad del reflejo interior. Para poder reflejarlo todo es necesario convertirse en nada, dejar de ser jueces, aunque sea por un rato. Entrenar la mente a describir lo que sucede. Proponernos estar presentes, muy concientes de lo que pasa pero con la firme determinación de no modificar. El objetivo es ver claramente, no es cambiar. Y eso no quiere decir que uno se propone que nada cambie, tampoco se trata de eso. Cada vez que logramos prestar atención sin reaccionar, se producen profundas modificaciones en la percepción de nosotros mismos y de los demás. Esa es la paradoja, cuando tenemos la generosidad de aceptar lo que nos pasa, se libera una energía transformadora que no responde a nuestro control egoico.
Por eso propongo prepararnos para la empatía. Crear un espacio de intimidad para con nosotros mismos, un espacio para la  auto-observación. Un espacio en el cual aprendemos a ver lo que sucede, y dejamos fluir las emociones, como un músico practica las escalas antes de dar un concierto
Pueden ser 15 minutos, asegurando que nadie interrumpa. Entrenar la mente para que acompañe describiendo, relatando, o preguntando, sin negar ni afirmar. . Al principio es más fácil entrenar la mente a describir las distintas sensaciones corporales. Cerrando los ojos y tomando conciencia de las sensaciones que se producen en las distintas partes del cuerpo, recorrer desde los pies a la cabeza captando : tensión, calor, frío, dureza, vibración, dolor, inquietud,  contacto, lo que sea. . También es válido percibir que no se percibe ninguna sensación en algunas partes del cuerpo, como si existiesen zonas muertas. Esto lo podemos hacer relajados sobre una manta, o mientras movemos lentamente las distintas articulaciones del cuerpo.
Escuchar los sonidos del ambiente, con los ojos cerrados, como si fueran música, sin siquiera pensar en la procedencia, escucharlos como sonido agudo, grave. Escuchar los silencios. Todo esto nos conecta con el presente y nos ayuda a construir nuestra presencia en el ahora.
Luego se pueden captar los sentimientos explicitándolos mentalmente, la palabra acompaña, no lidera. Lo que lidera es la percepción. La palabra solo describe lo que sucede, puede haber angustia, ansiedad, entusiasmo, odio, temor, bronca, amor, afecto, alegría, etc. Simplemente estamos con esos sentimientos y aceptamos que eso es lo que compartimos de manera silenciosa con todos los seres, es nuestro perfume emocional. Si reprimimos consolidamos e interrumpimos el flujo, tapamos el espejo, cerramos el acceso al dentro del fuera, porque el acceso al dentro del fuera está dentro nuestro.  
Y también se pueden observar los pensamientos, las ideas, el permanente murmullo interior, asi como la interrelación entre sentimientos, pensamientos y sensaciones corporales. Algunos sentimientos se reflejan tensando los puños, otros tensando la lengua, todo está relacionado. Una vez que captamos una emoción, podemos preguntar ¿Qué sensación corporal acompaña esta emoción?  Y explorar perceptivamente, vivencialmente. También sucede lo contrario, la percepción de una sensación corporal nos ayuda a darnos cuenta de las emociones, el cuerpo no miente.
Existen muchas otras formas de liberar la empatía. Estar en contacto con seres vivos que no hablen, con bebés, árboles, animales o plantas. Estar con ellos, con el corazón despierto, vulnerable, sensible. El pensamiento acompaña describiendo lo que se ve sin catalogar, sin juzgar. Por momentos se puede sentir el abrazo silencioso, una conexión profunda con todo lo que existe. En otros momentos quizás todo nos parezca extraño, y nada mueve nuestra escala emocional, nada se refleja en el espejo poético.
La empatía es la capacidad de estar presente a lo que le sucede en el presente vivencial de otros seres. . Y por esa razón  es importante aprender a construir nuestra presencia y eso significa hacernos conscientes de nuestro presente corporal, emocional y mental.

Marcelo Caldano.  

miércoles, 11 de mayo de 2016

Un bosque en nuestras manos

( Marcelo Caldano)

La vida en el bosque partió con el bosque. La tala reglamentada y medida de
 los países industrializados se cumplió ( supongamos).
El bosque pasó a ser “Tarimas para lo que se te ocurra”, Hasta se inventó el verbo “paletizar”, lo que significa : ordenar la mercadería de forma tal que se pueda cargar en un palet para que con los montacargas, se puedan subir a los camiones y llevar hasta el fin del mundo.
En algunos casos, las tarimas son como  envases retornables, son tan fuertes que se bancan 8 viajes o más, y con  cargas bien pesadas, como el cemento. Pero como todo en la vida útil de las cosas, en algún momento se pasa una línea,¿ y entonces? ¿ Que hacemos con el bosque, digo con las tarimas?
> Los cirujas se pelean por ellas. Los vecinos de la villa se arriesgan a ir > presos cuando cortan el alambrado para llevarse unos cuadrados.  Para ellos es un tesoro, pared, techo, mesa, cama, escenografía de su vida  cotidiana. Pero les está prohibido...
 El dueño de la madera puede decidir su destino, y el presupuesto dice que es  más barato y rentable quemarla o enterrarla.
> Y en el humo los cirujas alucinan las formas de todas esas cosas que no  pudieron ser. ¡Qué creativo que es el viento, con las nubes hace lo mismo,  dibuja nuestros sueños de tal forma que sólo nosotros podemos reconocerlos ¡.
 Por la fuerza ni lo intentes, pero quizás hablando con un amigo de un primo  de un empleado puedas acceder a una entrevista y si ven tus intenciones con  suerte te las den, pensaba…Pero ocurrió otra cosa. Desde adentro de la empresa, adentro de la sensibilidad de alguien (siempre hay un alguien), la pregunta ¿qué hacemos con el bosque? abrió otros caminos. Y reunidos en el marco de un proyecto relacionado con las compras inclusivas empresariales me hicieron la pregunta ¿te interesaría recibir una donación de palets en desuso? Me desconcerté , por unos segundos, pero todos los carpinteros y carpinteras, arquitectos y arquitectas, artesanos y artesanas que conozco muy bien, por nuestras prácticas de la economía solidaria,  me soplaban al oído “decí que SI”. Claro, pensaba,  después vemos como transportamos las maderas 100 km  y dónde y como bajamos 400 tarimas de un camión que no puede entrar en las calles destruidas de tu pueblo, y no puede demorar 6 hrs para que las bajes a puro pecho de voluntarios. El cómo, lo vemos después.
Y luego del SI, trabajamos juntos con el alguien de la empresa para construir un acuerdo que ya está fluyendo. Seis camiones de sueños se están materializando en nuestra comunidad.
Las tarimas son dinero me decía una señora, en cierto sentido es cierto, son como el dinero :  se puede transformar en casi cualquier cosa y eso está sucediendo en Capilla del Monte. Las tarimas ahora van siendo bancos para escuelas, paredes de bio-casas, paredes de aulas, cercos de chanchos y muebles de todo tipo.
 ¿Y saben qué? Eso no es lo más importante que está sucediendo, lo más de este proyecto es compartir entre vecinos el espíritu creativo, cada uno tiene en secreto una  idea de qué hacer con el cuadrado. Cuando ven las tarimas se les dibuja una sonrisa y en esa sonrisa se espeja y se siente la briza y el viento moviendo las hojas del  bosque.

Marcelo Caldano